En el mapa nuclear de América Latina, Brasil y Argentina vuelven a encontrarse como socios estratégicos, y lo hacen de la mano de INVAP. La empresa rionegrina firmó recientemente un contrato con las autoridades brasileñas para llevar adelante la ingeniería de la Planta de Producción de Radioisótopos que complementa al proyecto Reactor Multipropósito Brasileño (RMB). En diálogo con Espacio Tech, Felipe Albornoz, gerente de Negocios Nucleares, explicó los detalles de un proyecto que consolida la cooperación regional en materia de tecnología atómica.
“Lo que firmamos con la Fundación PATRIA de Brasil y la Comisión Nacional de Energía Nuclear (CNEN) en mayo es un contrato para la ingeniería detallada fase uno”, señaló. “En esta etapa desarrollamos la ingeniería de la planta hasta el nivel necesario para presentar un informe preliminar de seguridad, un requisito obligatorio en este tipo de proyectos”.
La futura planta, explicó, tiene como objetivo abastecer la demanda nacional brasileña de radioisótopos, con aplicaciones en el tratamiento de enfermedades, la industria y la investigación. Contará con dos áreas principales, una dedicada a la producción de molibdeno e yodo —fundamentales en la medicina nuclear— y otra enfocada en radioisótopos producidos por reacciones n-gamma. “Nuestro trabajo es realizar el diseño general de la planta y avanzar en la ingeniería para garantizar que cumpla los requisitos de seguridad exigidos por las autoridades brasileñas, similares a los estándares internacionales”.
La fase uno es solo el comienzo. En la siguiente etapa, explicó Albornoz, se completará la ingeniería hasta el nivel que permita la construcción. Allí entrará en juego la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), que es la institución argentina que desarrolló la tecnología para producir molibdeno a partir de blancos irradiados de uranio. Esa tecnología se integrará al proyecto brasileño con la CNEN como contraparte local en la coordinación.
RMB vs RA10
En el debate público, el reactor RMB suele presentarse como uno de los proyectos nucleares más importantes de la actualidad de América Latina. Albornoz ofrece un matiz: “El RMB está a la altura de debate. Sin embargo, el reactor nuclear más importante de Latinoamérica hoy en día es el RA-10 que estamos construyendo en el Centro Atómico Ezeiza. Es un proyecto de la Comisión de Energía Atómica (CNEA), y es similar en capacidades, pero está años más avanzado que el de RMB”.
El RA-10 es un reactor de investigación de última generación, diseñado para producir radioisótopos médicos y para ensayos avanzados en ciencia y tecnología, lo que lo convierte en el más desarrollado y moderno de la región. INVAP trabaja junto con la CNEA con el objetivo de ponerlo en operación hacia fines del 2026, un hito en la agenda nuclear argentina.
“El RMB es muy parecido al RA-10”, explicó Albornoz. Una diferencia radica en el contexto. Por un lado, el RA-10 se construye dentro de un centro atómico consolidado, con infraestructura y experiencia acumulada. Por el otro, el RMB forma parte de la ambiciosa decisión de Brasil de crear un nuevo polo nuclear desde cero.
Albornoz recuerda que este camino tiene antecedentes. “Brasil ya lo hizo con el Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (IPEN), en San Pablo. Ese centro de investigación nació a partir de la construcción de un reactor de investigación en una zona vacía y con el tiempo se convirtió en un gran centro de investigación que hoy está rodeado por la ciudad. Ahora buscan repetir esa experiencia, que alrededor del RMB crezca un polo de investigación y producción nuclear que impulse el desarrollo de la región”.

Una relación tecnológica y cultural histórica
Más allá de lo tecnológico, el proyecto también tiene un valor simbólico: INVAP vuelve a formar parte de la agenda nuclear de un socio estratégico. “Para nosotros, tanto el contrato del RMB como la voluntad de Brasil de que sigamos siendo parte de sus proyectos es muy importante. Tenemos una larga historia de colaboración, no solo en lo nuclear sino también en lo espacial, siempre con muy buenas experiencias”, subrayó Albornoz.
Ese vínculo se apoya en la proximidad cultural y en la confianza mutua. “Muchas veces, los problemas más difíciles de resolver en proyectos complejos no son tecnológicos, sino humanos. Tener esta cercanía con Brasil facilita mucho el progreso de los proyectos”, destacó.
El reconocimiento del Gigante del Sur a las capacidades argentinas tiene un valor adicional. “Hay otros jugadores importantes, con un peso quizás mayor que el nuestro, que quieren ser parte, y aun así Brasil nos elige a nosotros”, admite el gerente nuclear.
En Argentina, el RA-10 avanza como buque insignia, y en Brasil, el RMB se perfila como motor de un nuevo polo nuclear. En ambos proyectos, INVAP ocupa un rol decisivo, confirmando que la tecnología nuclear argentina ya no es solo un desarrollo nacional, sino un referente regional.
Por Sofía Arocena y Damián Cichero
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