El martes 26 de agosto, SpaceX concretó un nuevo lanzamiento desde la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg, en California. A bordo de un Falcon 9 viajó un cargamento de satélites institucionales y comerciales, encabezados por el Sistema Óptico Nacional Avanzado (NAOS), un satélite de observación terrestre desarrollado por OHB Italia para el gobierno de Luxemburgo.
Junto a NAOS viajaron varias misiones comerciales y tecnológicas que reflejan la creciente diversidad del mercado espacial. Entre ellas estuvo LEAP-1, desarrollado por la empresa india Dhruva Space, que integra un módulo de inteligencia artificial experimental y un generador de imágenes hiperespectrales.
Por su parte, la firma estadounidense Planet sumó dos satélites, Pelican-3 y Pelican-4, que se incorporarán a su constelación de observación de la Tierra. En paralelo, la alemana Exolaunch actuó como integradora y responsable del despliegue de Acadia-6, de la compañía Capella, equipado con radar de apertura sintética, y de los nanosatélites FFLY-1, FFLY-2 y FFLY-3, desarrollados por la startup Pixxel para capturar imágenes hiperespectrales de alta resolución.

El Falcon 9 y una reutilización en récord
Tras un lanzamiento impecable, la primera etapa del Falcon 9 —el propulsor B1063— aterrizó con éxito en Vandenberg apenas ocho minutos después del despegue. Fue la 27ª recuperación de este cohete, que quedó a solo dos misiones de igualar el récord absoluto de reutilización en la flota de SpaceX.
La misión también sumó otro hito estadístico. Se trató del vuelo número 104 de un Falcon 9 en 2025 y del lanzamiento 522 de la familia desde su debut en 2010. Estas cifras reflejan el ritmo sin precedentes con el que la compañía combina misiones gubernamentales, cargas comerciales y la expansión de su propia constelación Starlink, consolidando su dominio en el mercado global de lanzadores.
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