Un grupo internacional de astrónomos detectó la ráfaga de radio rápida (FRB) más intensa jamás registrada, un hallazgo que promete abrir un nuevo capítulo en el estudio de estos enigmáticos fenómenos. La señal, bautizada FRB 20250316A y apodada RBFLOAT (Radio Brightest Flash Of All Time), fue registrada en marzo de 2025 por el radiotelescopio canadiense CHIME, conocido como la gran “máquina cazadora” de FRB.

Las FRB se descubrieron en 2007 y, desde entonces, se convirtieron en uno de los misterios más intrigantes de la astronomía moderna. Se trata de explosiones de radiación que duran apenas milisegundos, pero que liberan tanta energía como la que el Sol emitirá en toda su existencia.

Los estudios sobre su origen se vieron complicados por su corta duración y la dificultad para repetir su detección. Sin embargo, la mayoría de las hipótesis apuntan a estrellas de neutrones con campos magnéticos extremos, conocidas como magnetares.

El hallazgo de RBFLOAT

Lo que hace especial a esta detección, publicada en The Astrophysical Journal Letters, es que, por primera vez, CHIME logró rastrear una FRB hasta su punto de origen, con la ayuda de sus Outriggers, radiotelescopios auxiliares distribuidos entre Canadá y Estados Unidos. La fuente está en una región de apenas 45 años luz de diámetro dentro de la galaxia NGC 4141, a 130 millones de años luz de distancia. Para dimensionar la precisión, los científicos comparan la hazaña con detectar una moneda a 100 km de distancia.

“Hasta ahora solo podíamos detectar estos destellos sin saber de dónde venían. Hoy logramos localizar su origen, y nos acercamos a entender qué procesos extremos los producen”, explicó Amanda Cook, investigadora de la Universidad McGill y líder del equipo.

El aporte del James Webb y el comienzo de una nueva para la astrofísica

La localización precisa permitió observar la zona con el Telescopio Espacial James Webb en tiempo real, que detectó una tenue señal infrarroja, bautizada NIR-1, muy próxima al lugar de donde surgió RBFLOAT. Según Peter Blanchard, investigador del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian (CfA), podría tratarse de la primera evidencia de un objeto asociado directamente a una FRB en otra galaxia.

NIR-1
Imagen del JWST de NGC 4141 y la fuente de RBFLOAT denominada NIR-1. Fuente: NASA/ESA/CSA/CfA/P.

Análisis preliminares indican que NIR-1 sería una gigante roja —una estrella similar al Sol pero en fase avanzada— o una estrella masiva en evolución intermedia. Sin embargo, estos tipos de astros no suelen estar vinculados a explosiones tan extremas. Por eso, los astrónomos plantean una posibilidad más intrigante: que NIR-1 forme parte de un sistema binario. En este escenario, una estrella de neutrones —producto del colapso de una estrella muy masiva— absorbería material de su compañera y desataría la ráfaga.

gigante roja y estrella de neutrones
Representación de una gigante roja junto a una estrella de neutrones.

La hipótesis más fuerte apunta a que el verdadero origen de RBFLOAT fue un magnetar, una estrella de neutrones con un campo magnético colosal. Si la luz infrarroja observada se desvanece con el tiempo, significaría que no proviene de una estrella estable, sino que es un reflejo transitorio de la energía liberada en la explosión.

“Este es el primer paso de una estrategia que combina detección ultrarrápida y observación con el James Webb. No sabemos cuándo aparecerá la próxima FRB, pero debemos estar listos para observarla con la mayor precisión posible” afirmó Edo Berger, también del CfA.

Tal vez te interese: Detectan señales de radio anómalas en la Antártida que podrían ser evidencia de una nueva partícula

Deja un comentario