Animales extintos hace varios siglos y una empresa con sede en Estados Unidos que, utilizando muestras de ADN antiguas, está intentando revivirlos.
Muchos podrían cree que el párrafo anterior hace referencia a Jurassic Park, la famosa película dirigida por Steven Spielberg que se estrenó en 1993. Pero en realidad, estamos hablando de Colossal Biosciences, empresa con sede en Texas que, al igual que InGen en Jurassic Park, está intentando revivir especies extintas, aunque no dinosaurios específicamente hablando.
Pero lo interesante es que, aunque Colossal no está clonando especies, como sí sucede en la famosa película ganadora de 3 premios Óscar, sí utiliza ADN antiguo para luego combinarlo con el ADN de especies presentes (en el film de Spielberg, los dinosaurios se crean extrayendo ADN antiguo de mosquitos, que succionaron la sangre de los dinosaurios, y los científicos llenan los vacíos en el genoma utilizando ADN de rana).
Salto al estrellato
Colossal saltó a la fama este mismo año cuando presentó a sus cachorros de lobos huargos, una especie que se extinguió hace 10.000 años.
Como te imaginas, las criaturas no son clones del lobo gigante blanco (sí, como el de Jon Snow), sino lo que los científicos llaman una versión “neo-dirus”: una especie híbrida construida a partir de ADN de lobo gris moderno, modificado para incorporar rasgos del extinto Aenocyon dirus.
Para lograrlo, los científicos secuenciaron el genoma del lobo huargo, extraído a partir de fósiles bien conservados. Por un lado, se utilizó un diente de 13.000 años de antigüedad encontrado en Sheridan Pit, Ohio. Por el otro, un hueso del oído de 72.000 años de antigüedad desenterrado en American Falls, Idaho.
Luego, reescribieron el código genético del lobo gris común para que coincidiera con él y, utilizando perros domésticos como madres sustitutas, trajeron al mundo a Rómulo, Remus y su hermana, Khaleesi (sí, el mismo nombre que uno de los personajes principales de Games of Thrones).
Y el éxito ha sido tan contundente que incluso George R. R. Martin fue personalmente a conocer a los cachorros.
Pero el lobo huargo no es el único animal que Colossal trajo de vuelta ya que, por ejemplo, copió el ADN del mamut para crear un ratón lanudo, una criatura quimérica con el pelaje largo y dorado y el metabolismo acelerado de la grasa del mamut.

Peter Jackson, el señor de los Moas
Pero el “problema” es que las ambiciones de Colossal no terminan ahí. Hace un par de semanas, la empresa fue noticia otra vez tras asociarse con Peter Jackson, el famoso director de la trilogía de El Señor de los Anillos.
Jackson, ganador del premio Óscar a Mejor Director, quiere revivir al Moa. Esta fue una especie de ave enorme y no voladora que alguna vez habitó Nueva Zelanda (sí, el mismo país donde se recreó La Comarca de Frodo Bolsón y compañía), pero desapareció hace unos 600 años.
El cineasta, oriundo de Nueva Zelanda, tiene una de las colecciones de huesos de Moa más grandes del mundo. Por ello, su colaboración con Colossal, que incluye también al neozelandés Centro de Investigación Ngai Tahu, busca diseñar genéticamente especies que se parezcan a esta ave gigante que llegó a medir hasta 3,6 metros de altura.
“Las películas son mi trabajo de día, y los moas son mi diversión. Todos los escolares neozelandeses sienten fascinación por los moas”, asegura Jackson.
Se trata de una “misión para salvar a algunos de nuestros taonga (tesoro en maorí) más preciados. Se destinarán recursos a garantizar la protección de algunas de las especies más amenazadas de Aotearoa/Nueva Zelanda para las generaciones futuras”, agregó. Jackson tiene una colección de entre 300 y 400 huesos y aportará unos US$ 15 millones al proyecto.

Una técnica para revivirlos a todos
En los últimos años, Colossal ha presentado otros polémicos proyectos para resucitar a especies como el mamut lanudo, el dodo y el tigre de Tasmania. Pero, como era de esperar, más allá de la fascinación que esto genera, también ha hecho surgir una seria de preguntas al respecto.
En primer lugar, científicos ajenos al proyecto tienen sentimientos encontrados ya que centrarse en las criaturas perdidas pueda distraer la atención de la protección de las especies que aún existen (Actualmente, más de 44.000 especies están en peligro de extinción). ¿No sería más oportuno proteger a las especies que aún viven?
Pero, en el caso de avanzar, ¿en dónde habría que colocar a todos estos animales en el caso de traerlos de nuevo a la vida? El mundo ha cambiado, por lo que difícilmente puedan adaptarse a las nuevas circunstancias.
Pero, sin dudas, lo más polémico es que muchas de estas especies se extinguieron por culpa del hombre, tal como sucedió con el Moa. Y esto debe invitarnos a pensar: ¿realmente somos los elegidos por Dios para decidir qué animales deben morir y cuáles revivir?
Aunque esto recién comienza, es importante que tengamos en claro que todavía no hemos podido responder a una pregunta básica pero fundamental: ¿cómo hemos llegado a existir?
Por eso, hasta que esa pregunta sea respondida, probablemente Colossal deberá evitar jugar con la vida como si los seres humanos fuéramos dioses. O, de lo contrario, podríamos convertirnos en el villano de esta maravillosa historia en la que, por el momento, somos los protagonistas.
Nuestra finalidad debe ser trabajar por y para la ciencia. Aunque, por ahora, Colossal parece más centrada en crear “una técnica para revivirlos a todos” (o, como diría Sauron, “para dominarlos a todos”).
Tal vez te interese: Reporte Ad Astra #2 – ¿Game of Thrones o Game of Genes? Regresa a la vida el lobo huargo