Pese a sus últimos encontronazos, incluidas amenazas de por medio, Donald Trump le acaba dar una gran noticia a Elon Musk. En pocas palabras, el presidente de Estados Unidos firmó una orden ejecutiva para racionalizar la regulación federal que rige sobre los lanzamientos de cohetes comerciales.
La medida afecta a todo el sector espacial estadounidense. Pero, teniendo en cuenta la supremacía de SpaceX, sin dudas la empresa de Musk será una de las más beneficiadas.
SpaceX no se menciona por su nombre en la orden de Trump. Sin embargo, la compañía lidera fácilmente a todas las entidades de la industria espacial de Estados Unidos en la gran cantidad de lanzamientos que realiza rutinariamente para su propia red de satélites Starlink, para la NASA, el Pentágono y otras empresas.
La orden de Trump, entre otras cosas, ordena al secretario de Transporte que elimine o acelere las revisiones ambientales para las licencias de lanzamiento administradas por FAA.
La declaración también pide al secretario que elimine “reglas obsoletas, redundantes o demasiado restrictivas para los vehículos de lanzamiento y reingreso”.
“Los procesos de permisos ineficientes desalientan la inversión y la innovación. Eso limita la capacidad de las empresas estadounidenses para liderar los mercados espaciales globales”, agrega la orden ejecutiva.
Por su parte, la compañía privada de cohetes de Jeff Bezos, Blue Origin, también podrían beneficiarse de un régimen regulatorio más relajado.

Los cruces entre Musk y la FAA
Musk se ha quejado repetidamente de que los estudios de impacto ambiental, las investigaciones de percances posteriores al vuelo y las revisiones de licencias requeridas por la FAA han ralentizado innecesariamente las pruebas del cohete Starship.
Por ello, Musk ha visto la supervisión de la FAA como un obstáculo para la cultura de ingeniería de su empresa, considerada más tolerante al riesgo que muchos de los jugadores más establecidos de la industria aeroespacial.
La estrategia de prueba de vuelo de SpaceX es conocida por llevar los prototipos de naves espaciales al punto de fallar. Luego ajusta las mejoras a través de la repetición frecuente.
Pero esto muchas veces entra en conflicto con la misión de la FAA de salvaguardar al público y al medio ambiente mientras ejerce su jurisdicción regulatoria sobre los vuelos espaciales comerciales.
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