Por primera vez desde el año 2000, la NASA podría abandonar su histórica permanencia ininterrumpida en el espacio. La administración espacial estadounidense acaba de revisar su enfoque para el desarrollo de estaciones espaciales comerciales que reemplacen a la Estación Espacial Internacional (ISS) tras su retiro previsto en 2030. Un memorando interno, firmado por el administrador interino de la agencia, ordena modificar los lineamientos de la segunda fase del programa Commercial Low Earth Orbit Destination (CLD), que financia el desarrollo de estaciones espaciales privadas en órbita terrestre baja (LEO).
Originalmente, la Fase 2 del CLD preveía contratos de precio fijo para certificar estaciones comerciales que pudieran albergar astronautas de la NASA. Sin embargo, ahora la agencia optará por un modelo más flexible: en lugar de contratos, adjudicará nuevos acuerdos financiados bajo la Ley Espacial (Space Act Agreements), como ya ocurre en la Fase 1.
¿Qué cambia exactamente?
La NASA modificó su estrategia para acelerar el desarrollo de estaciones espaciales comerciales y reducir riesgos. En lugar de firmar contratos exigentes para estaciones certificadas, usará acuerdos flexibles para financiar el diseño y las primeras pruebas de proyectos aún en desarrollo.
Con esta decisión, la agencia gana tiempo y margen de maniobra. Permite que las empresas avancen en sus estaciones sin exigir que estén listas desde el primer día, mientras mantiene la posibilidad de usarlas más adelante. Se prevé adjudicar al menos dos acuerdos financiados que acompañen a los desarrolladores hasta la revisión crítica de diseño y luego a demostraciones en vuelo con tripulaciones no pertenecientes a la NASA. La certificación oficial para astronautas de la administración se evaluará recién cuando los sistemas estén maduros.

Estaciones espaciales comerciales: Las empresas en carrera
Actualmente, la NASA mantiene acuerdos con tres actores fundamentales.
En primer lugar, Axiom Space, ya trabaja en módulos acoplados a la ISS como paso previo a una estación independiente.
Por otro lado, Blue Origin y Starlab Space –liderada por Voyager Technologies– cuentan con acuerdos financiados para avanzar en sus conceptos preliminares.
Además, hay otros convenios sin financiamiento donde la NASA brinda asistencia técnica.
Dylan Taylor, CEO de Voyager, aseguró que el presupuesto para el programa CLD sigue siendo “sólido” y con crecimiento proyectado, y que la publicación formal del llamado a propuestas para la nueva Fase 2 aún se espera antes de fin de año, con selección de adjudicatarios en 2026.

Menos permanencia en LEO, más flexibilidad
Uno de los puntos más relevantes del cambio de estrategia es que la NASA ya no exigirá una presencia humana permanente en las nuevas estaciones. El requerimiento anterior —capacidad continua para alojar cuatro personas, incluidos dos astronautas de la NASA, durante seis meses— será reemplazado por la posibilidad de albergar una tripulación de cuatro personas durante al menos un mes.
Este cambio implicaría que las estaciones pasarían a operar con misiones temporales y no permanentes. Así, se rompe la continuidad histórica de ocupación humana en LEO que comenzó con la llegada de la tripulación a la ISS en el 2000.
También se descartó como no vinculante la LEO Microgravity Strategy, una política de la NASA que buscaba mantener una presencia continua de seres humanos en órbita baja incluso después del retiro de la ISS.
El cambio también responde a cuestiones presupuestarias. Según el memorando, el modelo original implicaba un “alto riesgo” debido a un déficit proyectado de hasta US$ 4 mil millones. Al utilizar acuerdos bajo la Space Act, la NASA gana flexibilidad frente a posibles fluctuaciones presupuestarias en los próximos años.
El objetivo, indica el documento, es acelerar el proceso de adquisición con los fondos disponibles actuales para minimizar el riesgo de un vacío en la capacidad de enviar tripulaciones a LEO.
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