Lockheed Martin está trabajando en una nueva generación de interceptores espaciales que podrían destruir misiles desde órbita en cuestión de segundos. La empresa planea realizar una primera demostración en vuelo en 2028, en el marco de Golden Dome for America, el ambicioso programa impulsado por la administración de Donald Trump para construir un escudo de defensa que proteja directamente el territorio continental de Estados Unidos.

La ventaja de los interceptores espaciales es que actuan durante el impulso del misil enemigo, apenas tras su lanzamiento, cuando la trayectoria es más predecible. Este enfoque permitiría una primera línea de defensa más rápida que cualquier sistema terrestre o naval, apoyada por una red creciente de sensores espaciales.

Además, al operar fuera de la atmósfera, se eliminan restricciones gravitatorias. Esto habilita el diseño de vehículos más livianos, veloces y con mejor tiempo de reacción.

Lockheed Martin listo para el desafío

Durante una reunión en las instalaciones de Lockheed, ejecutivos confirmaron que estarán listos para la demostración orbital dentro de tres años. Amanda Pound, directora de estrategia de misión espacial, explicó que aún no se definió si el sistema utilizará tecnología de impacto cinético o láseres de alta potencia, ya que el gobierno todavía no publicó los requisitos finales del programa.

Lockheed no propone una arquitectura cerrada, pero planea aprovechar su experiencia en radares, satélites, sistemas de comando y control e interceptores ya operativos. Según la empresa, Golden Dome es una extensión natural de las defensas tácticas actuales, pero aplicadas a una escala mucho mayor.

Un sistema de control sin precedentes

Uno de los mayores desafíos del proyecto es desarrollar un sistema de comando y control capaz de procesar datos en tiempo real desde sensores espaciales, radares en tierra y plataformas navales, y asignar en segundos el interceptor más adecuado. Thad Beckert, director de estrategia para sistemas de misión, definió a Golden Dome como un reto sin precedentes por su escala, complejidad y urgencia. Según explicó, el sistema requerirá una automatización masiva y coordinación total entre ramas militares con tecnologías y protocolos distintos.

Para anticiparse a esa complejidad, Lockheed construyó un entorno de simulación digital en su centro de Suffolk, Virginia, donde distintas empresas pueden trabajar juntas en el diseño del sistema. Beckert advirtió que cualquier prueba del Golden Dome deberá considerar la física de todos los entornos en los que podría operar: el espacio, la atmósfera, el mar y el subsuelo. Enfrentar una amenaza global, concluyó, exige una defensa integrada que funcione como una sola red, sin importar el dominio desde donde llegue el ataque.

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