Europa volvió a dar un paso decisivo en la observación del planeta este jueves 25 de julio. El cohete Vega C, operado por Arianespace, despegó desde el Puerto Espacial Europeo de Kourou y colocó en órbita cinco satélites durante la misión VV27.

La estrella de esta misión es MicroCarb, un satélite de 180 kg liderado por la agencia espacial francesa CNES. Su objetivo es mapear las fuentes y sumideros de dióxido de carbono, principal gas de efecto invernadero, con una precisión de una parte por millón.

MicroCarb operará en una órbita heliosincrónica a 650 km de altitud. Durante al menos cinco años, recolectará datos clave para evaluar el balance global de carbono y contribuir al diseño de políticas de mitigación climática.

A bordo del Vega C también viajaron cuatro satélites de 250 kg cada uno, que formarán parte de la Constelación Óptica en 3D (CO3D) del CNES. Fabricados por Airbus, estos satélites están equipados con un instrumento óptico de alta precisión que captura imágenes con una resolución de 50 cm en el espectro visible y en el infrarrojo cercano.

Con esta tecnología se crearán mapas tridimensionales de la superficie terrestre entre las latitudes -60° y +70°, con aplicaciones que van desde estudios geológicos hasta el monitoreo de infraestructuras.

Los CO3D operarán en una órbita heliosíncrona a 502 km de altura y tendrán una vida útil estimada de seis años.

Un lanzamiento que reafirma la fiabilidad del Vega C

Este vuelo fue el quinto lanzamiento del Vega C y el tercero consecutivo exitoso, luego de superar una falla en la segunda etapa que provocó la pérdida de una misión en diciembre de 2022. Con la VV27, el lanzador europeo reafirma su fiabilidad y su rol central en las misiones de observación y monitoreo climático.

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