En plena disputa geopolítica por el control de la IA, China propuso la creación de un organismo internacional destinado a regular su desarrollo y promover la cooperación tecnológica entre países. El objetivo de Pekín es posicionarse como actor central en la definición de estándares globales, en contraposición a la estrategia adoptada por Estados Unidos, que busca mantener su liderazgo a través de alianzas selectivas y restricciones tecnológicas.
“La IA no puede convertirse en un juego exclusivo de unos pocos países”, advirtió el primer ministro Li Qiang durante la presentación de la propuesta en la Conferencia Mundial de Inteligencia Artificial, celebrada en Shanghái.
Aunque evitó nombrar directamente a Washington, sus declaraciones fueron interpretadas como una respuesta a las recientes medidas de la Casa Blanca. Días antes, la administración de Donald Trump publicó un plan para expandir las exportaciones de inteligencia artificial a aliados estratégicos, mientras continúa imponiendo restricciones a la venta de tecnologías críticas a empresas orientales, en un intento por reforzar la ventaja competitiva de Estados Unidos frente a China.
La fragmentación regulatoria de la inteligencia artificial
Li Qiang destacó que la gobernanza de la IA se encuentra hoy fragmentada, con fuertes diferencias entre países respecto a principios regulatorios y marcos institucionales. Señaló además la escasez de talento especializado y la falta de chips como principales cuellos de botella para una expansión equitativa.
Frente a ese escenario, el gobierno chino propuso un marco multilateral de gobernanza, e incluso planteó que la futura organización tenga su sede en Shanghái.
Además, el Ministerio de Relaciones Exteriores publicó un plan de acción abierto, en el que invita a gobiernos, empresas e instituciones a trabajar en conjunto para establecer reglas compartidas. La propuesta incluye el desarrollo de una comunidad de código abierto transfronteriza.
Una disputa por el poder tecnológico global
La propuesta de China refleja su intención de disputar el liderazgo en un campo que definirá el poder global en las próximas décadas. Con su postura a favor de la cooperación internacional, Pekín no solo busca contrarrestar el aislamiento tecnológico impuesto por Occidente, sino también ampliar su influencia en el desarrollo de una inteligencia artificial con alcance mundial.
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