Los satélites gemelos TRACERS de la NASA finalmente despegaron este miércoles 23 de julio a las 15:13 (hora de Argentina), a bordo de un Falcon 9 que partió desde la Estación de la Fuerza Espacial Vandenberg, California. La misión, que comparte el vuelo con otras cargas útiles comerciales, había sido reprogramada luego de un aplazamiento el martes 22. TRACERS estudiará cómo interactúan el viento solar y el campo magnético terrestre, un fenómeno clave para entender las tormentas solares y sus efectos sobre nuestra infraestructura tecnológica.

Reconfigurando el escudo magnético de la Tierra

El objetivo principal de la misión es analizar la reconexión magnética, un proceso que ocurre cuando el campo magnético terrestre se conecta y reorganiza en respuesta al flujo de plasma proveniente del Sol. Este mecanismo puede alterar las comunicaciones satelitales, desestabilizar redes eléctricas y afectar sistemas de navegación.

TRACERS (Tandem Reconnection and Cusp Electrodynamics Reconnaissance Satellites), está compuesto por dos satélites que volarán en tándem, observando hasta 3.000 eventos de reconexión por año. Esto permitirá medir en tiempo real la velocidad, frecuencia y evolución de estos procesos, aportando datos clave para mejorar los modelos de predicción del clima espacial.

Tres mini satélites se suman al vuelo

Además de TRACERS, el Falcon 9 transportó otras tres cargas útiles desarrolladas con fondos de la NASA. La primera es Athena EPIC, un pequeño satélite diseñado por el Centro de Investigación Langley. Su objetivo es validar un nuevo sistema modular de integración de instrumentos científicos, para reducir costos y acelerar los tiempos de despliegue en futuras misiones.

También se lanzó PExT, un terminal de comunicaciones desarrollado por el programa SCaN y el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins. Su objetivo es demostrar una tecnología que permite cambiar entre redes de comunicación en el espacio de forma automática, similar a cómo los teléfonos móviles cambian de red entre operadores en la Tierra.

La tercera carga útil es el CubeSat REAL, impulsado por el Dartmouth College. Este satélite usará la órbita terrestre como laboratorio para estudiar cómo los electrones relativistas presentes en los cinturones de radiación se dispersan hacia la atmósfera. Esta información servirá para diseñar métodos que protejan mejor los satélites y sistemas sensibles ante estos fenómenos energéticos.

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