El gobierno del Reino Unido firmó esta semana un memorando de entendimiento con el CEO de OpenAI, Sam Altman. La finalidad del tratado busca mejorar la eficiencia en sectores como la justicia, la defensa, la seguridad y la educación.
La negociación nace por una promesa del primer ministro británico, Keir Starmer, para convertir al Reino Unido en una “superpotencia” de inteligencia artificial. La relación entre ambos empezó con una prueba de concepto que ofreció chatGPT llamado “Humphrey”. Este fue un chatbot diseñado para el uso gubernamental en asuntos burocráticos.
El éxito de este pequeño experimento fue tan grande que el gobierno laborista no dudó en profundizar las relaciones con la empresa estadounidense. Este nuevo contrato busca brindar soluciones a gran escala y no solo de uso interno del gobierno, sino para crear un flujo armonioso entre los entes estatales y la ciudadanía.

Una estrategia que va más allá del acuerdo con OpenAI
El acuerdo está enmarcado en una inversión de 1.000 millones de libras en los próximos cinco años en IA. El objetivo es que el Reino Unido no quede rezagado en la carrera tecnológica global y aumente el crecimiento económico.
Esto se da en un marco en el que el oficialismo no está cumpliendo con la expectativas planteadas en su primer año de gobierno, aunque con el uso de la tecnología prevén aumentar la productividad en un 1,5% anual, llegando a la cifra superavitaria de 47.000 millones de libras por año en la próxima década.
Peter Kyle, secretario de Estado de Tecnología, sostuvo que “la IA será fundamental para impulsar el cambio que necesitamos ver en todo el país, ya sea para mejorar el NHS (Servicio Nacional de Salud), eliminar las barreras a las oportunidades o impulsar el crecimiento económico”.
El Reino Unido se unirá al selecto grupo de países cautivado por OpenAI, en el que podemos encontrar a los Emiratos Árabes Unidos, India, Japón, Israel y Alemania.
La integración de la inteligencia artificial con los gobiernos federales ha alcanzado un ritmo mucho más acelerado de lo esperado. Es sólo cuestión de tiempo para que los demás Estados usen a OpenIA para responder las necesidades cívicas y operativas de sus habitantes.
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