Últimamente, la Estación Espacial Internacional (ISS) parece tener más tráfico que un aeropuerto: a las visitas de las cápsulas Dragon se sumó Axiom Space con la misión Ax-4, y próximamente lo hará Rusia con una Progress. Sin embargo, el Starliner de Boeing sigue en tierra. De hecho, la compañía acaba de confirmar que no habrá nuevo vuelo hasta 2026, y que cuando ocurra, será sin astronautas a bordo.
Si bien el calendario original apuntaba a un relanzamiento en 2025, los ensayos necesarios para garantizar su seguridad y confiabilidad siguen sin completarse.
Un Crew Flight Test fallido y una espera más larga de lo previsto
Tras una prueba fallida en 2019 y una exitosa en 2022, el Starliner llegó a su primera misión tripulada en junio de 2024. El vuelo Crew Flight Test (CFT) llevó a Suni Williams y Butch Wilmore a la ISS, pero el debut con humanos no salió como se esperaba.

Starliner posee cuatro compartimentos externos conocidos como doghouses, donde se agrupan los propulsores de control de actitud y maniobra orbital RCS y OMAC. Ambos utilizan helio como gas presurizante y comparten líneas de alimentación, lo que genera una arquitectura compleja y vulnerable.
Durante la misión CFT, la cápsula presentó múltiples fugas de helio en estos módulos y cinco de los 28 propulsores RCS fallaron en vuelo. Por precaución, el Starliner regresó a la Tierra sin tripulación, mientras que Williams y Wilmore a bordo de la Crew Dragon Freedom, de SpaceX.
La solución de las fallas con próximo despegue del Starliner en 2026
El foco de los ensayos actuales está puesto en los sellos de helio de los propulsores, poco resistentes a la exposición al oxidante. Según Steve Stich, gerente del programa de tripulación comercial de la NASA, se están probando nuevos materiales y configuraciones de sellado para mejorar la integridad del sistema.
Además, las pruebas térmicas se centran en pulse trains, secuencias de encendido de los propulsores para estudiar los efectos del calor sobre las válvulas de oxidante y combustible. A fines de agosto comenzarán los ensayos integrados con múltiples propulsores encendidos simultáneamente, simulando condiciones reales de vuelo.
Algunos cambios ya se implementaron, como barreras térmicas y derivadores de calor que evitan que los OMAC recalienten los componentes internos.

El calendario ya descarta cualquier lanzamiento en 2025. La NASA apunta a un nuevo despegue a comienzos de 2026, pero sin tripulantes a bordo. El plan sería realizar primero un vuelo de carga para validar las correcciones, especialmente las realizadas en los doghouses.
“Estamos evaluando si es mejor probar todos estos cambios en una misión no tripulada antes de volver a volar con astronautas”, comentó Stich. Las misiones de rotación de tripulación en la ISS se planifican con al menos dos lanzamientos anuales y estancias de entre seis y ocho meses, por lo que recién a fines de 2026 podría considerarse un nuevo vuelo tripulado de Starliner.
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