El nuevo paquete presupuestario aprobado por el Congreso de los Estados Unidos, conocido como “One Big Beautiful Bill Act” y promovido por Donald Trump, incluye una partida de US$ 1.000 millones destinada al programa X-37B de la Fuerza Espacial de EE.UU.
El X-37B, fabricado por Boeing, es una nave espacial no tripulada y reutilizable que constituye uno de los proyectos más reservados del ámbito aeroespacial militar. Su principal objetivo es funcionar como plataforma de pruebas para tecnologías de vuelo espacial avanzado, maniobras complejas y operaciones de retorno controlado. Sin embargo, gran parte de sus actividades permanece clasificada.

La última misión del X-37B y una maniobra inédita
Desde su debut en 2010, el X-37B ha completado siete misiones orbitales. La más reciente, OTV-7, fue lanzada en diciembre de 2023 a bordo de un Falcon Heavy, que lo insertó en una órbita terrestre altamente elíptica. Desde allí, la nave descendió gradualmente utilizando por primera vez una maniobra de aerofrenado.
Tras completar una serie de pruebas que se mantuvieron en secreto y finalmente aterrizar en marzo de 2025 en la Base Aérea de Vandenberg, la Fuerza Espacial afirmó que la nave demostró su capacidad para adaptarse a perfiles orbitales dinámicos y realizar reentradas precisas, validando tecnologías vinculadas a la conciencia situacional en el espacio.
Aunque el contenido exacto de cada misión se mantiene clasificada, se sabe que el X-37B es fundamental para ensayar tecnologías de “primera vez en el espacio”. Entre ellas se destacan los sistemas de control de vuelo y frenado 100 % electromecánicos (sin hidráulica), una aviónica capaz de ejecutar reingresos y aterrizajes automáticos, estructuras de materiales compuestos, y escudos térmicos avanzados como losetas cerámicas TUFROC y mantas CRI.
Estas características lo convierten en una plataforma orbital singular, con capacidades únicas para experimentar en condiciones reales y retornar a Tierra para su análisis posterior.
El futuro de la guerra en órbita
Ni Boeing ni el Pentágono brindaron detalles sobre el destino específico de los fondos ni sobre los próximos vuelos del programa.
Aun así, la magnitud de la inversión y la continuidad operativa del X-37B revelan una tendencia evidente: el espacio ya no es solo territorio de exploración científica, sino un escenario creciente de competencia estratégica. Este tipo de vehículos no busca expandir el conocimiento astronómico, sino garantizar ventajas tecnológicas y operativas en un entorno cada vez más disputado.
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