Una enorme columna de magma, ubicada en las profundidades del noreste de África, podría estar marcando el comienzo de una separación continental que, con el tiempo, daría origen a un nuevo océano. Así lo afirma una investigación liderada por la geóloga Emma Watts, de la Universidad de Swansea, Reino Unido, que revela un comportamiento pulsante en el manto terrestre bajo la región de Afar, en Etiopía.

El estudio, publicado en Nature Geoscience, aporta evidencias inéditas sobre el comportamiento de una columna ascendente de material proveniente del interior terrestre. Según los investigadores, esta estructura late de manera rítmica, como un “corazón geológico”, ejerciendo presión desde abajo y favoreciendo la fractura de la corteza africana.

“Detectamos que el manto bajo Afar no es homogéneo ni estático. Tiene pulsos, y cada uno presenta una firma química distintiva”, explicó Watts. “Esto es clave para comprender cómo interactúan el interior profundo de la Tierra y su superficie”.

Una vista panorámica del volcán Dallol, en la región de Afar, Etiopía.

El triple punto de ruptura

La región de Afar, al noreste de Etiopía, es uno de los lugares más singulares del planeta desde el punto de vista tectónico. Allí convergen tres sistemas de fracturas tectónicas activas (rifts): el del Mar Rojo, el del Golfo de Adén y el Gran Valle del Rift Etíope.

Este triple punto es una zona donde las placas tectónicas se están separando lentamente, estirando y adelgazando la corteza terrestre. A largo plazo, ese proceso puede llevar al colapso del terreno y a la entrada del agua marina, dando lugar a una nueva cuenca oceánica.

Bajo África, el planeta late

Para desentrañar lo que ocurre bajo la superficie, el equipo recolectó 100 muestras de rocas volcánicas en distintos puntos del Afar y del Rift Etíope. Combinando esos datos con registros geofísicos existentes y modelos estadísticos avanzados, lograron reconstruir la forma y dinámica del material que asciende desde el interior terrestre.

Los resultados fueron sorprendentes. Bajo la corteza se identificó una única columna de material del manto, de forma asimétrica, cuyas composiciones químicas se repiten en franjas verticales, semejante a un código de barras geológico. Esa distribución sugiere que el flujo no es constante, sino pulsante.

“Donde la corteza es más delgada o las placas se separan más rápido, esos pulsos se desplazan con mayor eficiencia”, afirmó Tom Gernon, coautor del trabajo e investigador de la Universidad de Southampton.

África Afar volcan
a. Grietas a lo largo del Afar y ascensión del manto canalizada por el sistema de rifts. Se indican y etiquetan los segmentos volcánicos.
c. Secciones transversales a lo largo del Rift del Mar Rojo (sección X–Y) y del Rift Etíope Principal (Y–Z). Se ilustra la distribución de heterogeneidades químicas dentro de la ascensión del manto.

Además, los resultados evidenciaron una conexión directa entre el pulso del manto y el movimiento de las placas tectónicas en la superficie. “La evolución de estas ascensiones del manto está estrechamente vinculada al desplazamiento de las placas”, afirmó Derek Keir, coautor del estudio y parte del equipo británico. “Esto tiene implicancias profundas para comprender el origen de los volcanes, la actividad sísmica y la fragmentación de los continentes”.

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