En el fondo del cráter Jezero, donde hace billones de años fluyó agua, el rover Perseverance avanza con una misión clave: descubrir si Marte alguna vez fue un lugar apto para la vida. Su nueva estrategia consiste en desgastar con precisión quirúrgica la superficie de rocas marcianas para analizar su historia geológica oculta.

A principios de este mes, el rover de la NASA raspó una roca apodada “Kenmore”, removiendo su capa exterior para exponer una cara fresca y sin alterar, ideal para el estudio detallado de su composición. Aunque visualmente parecía prometedora, Kenmore resultó ser todo un desafío técnico.

“Fue una roca extraña y poco cooperativa”, explicó Ken Farley, subdirector científico de la misión. “Durante la abrasión, vibraba y se deshacía en pedacitos. Por suerte, logramos penetrar lo suficiente como para realizar un análisis válido.”

¿Por qué raspar rocas?

Las capas superficiales de Marte están erosionadas por el viento, la radiación solar y el polvo marciano. Para acceder a registros más antiguos y prístinos, Perseverance utiliza una herramienta abrasiva junto con un sistema de limpieza por gas presurizado, el gDRT (Gas Dust Removal Tool), que expulsa chorros de nitrógeno para despejar el área sin contaminarla. Este método sustituye el cepillo mecánico de misiones anteriores y marca un avance en precisión científica.

Una vez que la abrasión se completa, el rover activa su batería de instrumentos para estudiar el material recién expuesto. El sensor WATSON toma imágenes de alta resolución a corta distancia, mientras que el SuperCam lanza pulsos láser que vaporizan pequeñas porciones de roca. Luego, analiza el gas resultante y la luz reflejada para revelar su composición química.

El análisis fue complementado con otros dos instrumentos clave del rover: SHERLOC, que busca compuestos orgánicos mediante espectroscopía Raman y fluorescencia, y PIXL, que revela la composición química detallada mediante rayos X. La información reunida permite a los científicos reconstruir ambientes antiguos, y en el mejor de los casos, identificar biosignaturas, es decir, indicios de vida microbiana pasada.

Imagen compuesta, formada por dos tomas, del agujero perforado por el rover Perseverance de la NASA durante su segundo intento de recolección de muestras. Las imágenes fueron captadas en la unidad geológica denominada “Crater Floor Fractured Rough”, dentro del cráter Jezero de Marte. El equipo apodó a la roca “Rochette” y bautizó el punto donde se extrajo la muestra como “Montdenier”. Fuente: NASA.

Arcillas, minerales y pistas de un Marte húmedo

Los primeros resultados en Kenmore no decepcionaron. Las muestras mostraron la presencia de minerales arcillosos, ricos en agua, hierro y magnesio, típicos de entornos antiguos donde alguna vez hubo líquido. También se detectó feldespato, un mineral común en la corteza terrestre, la Luna y otros cuerpos rocosos del sistema solar.

Sin embargo, el hallazgo más inesperado fue la identificación de hidróxido de manganeso, una sustancia nunca antes detectada en el planeta rojo. Esta combinación de minerales sugiere procesos geológicos complejos, posiblemente relacionados con la presencia sostenida de agua.

Kenmore es la roca número 30 analizada en profundidad por Perseverance desde su llegada a Marte en 2021. Cada una ayuda a refinar las estrategias para futuras misiones.

Como explicó Farley: “La información que recolectamos ahora servirá para que el día de mañana se sepa de antemano si una roca es apta para ser muestreada, si se puede extraer oxígeno e hidrógeno para combustible, o incluso si sirve como material de construcción para una base humana”.

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