Estados Unidos está llevando adelante el mayor proyecto de defensa misilística de su historia: el Golden Dome, un escudo valorado en US$ 175 mil millones que busca estar operativo en apenas tres años. Su ambicioso objetivo es interceptar armas de destrucción masiva en segundos, desde tierra, mar y espacio. Sin embargo, en medio de la carrera por desplegar sensores orbitales, interceptores avanzados y sistemas de inteligencia artificial, hay una pregunta que parece no estar recibiendo suficiente atención: ¿podrán los operadores humanos realmente usar estos sistemas a tiempo?
La urgencia de lo intuitivo
El Golden Dome no es un único sistema, sino una red integrada de capacidades nuevas y heredadas que trabajarán en conjunto para detectar y neutralizar amenazas en tiempo real. Y en ese escenario, cada clic innecesario, cada interfaz confusa, puede costar vidas.
La diferencia entre una defensa eficaz y un fracaso puede reducirse a cuán claro es un radar, cuán rápido responde un botón, o si dos ramas de las fuerzas armadas pueden leer el mismo dato sin malinterpretarlo. La usabilidad ya no es un detalle técnico: es una cuestión estratégica.
Diseño centrado en el usuario: un imperativo, no un lujo
El Golden Dome no solo debe integrar tecnologías de vanguardia, sino también modernizar plataformas existentes y sumar soluciones comerciales innovadoras. En ese proceso, el Diseño Centrado en el Usuario (UCD) debe formar parte del plan desde el inicio.
Este enfoque parte de entender a fondo cómo operan los combatientes, qué necesitan y bajo qué condiciones trabajan. Sin esa visión, el resultado podría ser un caos de sistemas incompatibles, pantallas incoherentes y entrenamientos interminables.
A medida que se incorporan herramientas basadas en inteligencia artificial y aprendizaje automático, la carga cognitiva para los operadores solo aumenta. Sin una experiencia de usuario estandarizada, cada nueva aplicación multiplica los desafíos y alarga los tiempos de respuesta en momentos críticos.
Ejemplos de impacto del UCD
En el programa ATLAS de la Fuerza Espacial de Estados Unidos (USSF), aplicar principios de UCD a un sistema de evitación de colisiones satelitales redujo los pasos operativos en un 60%. Las tareas que antes llevaban una o dos horas ahora se completan en 20 minutos. Ese tipo de mejora puede marcar la diferencia entre interceptar una amenaza o llegar tarde.
Además, trabajar con sistemas de diseño —bibliotecas compartidas de componentes gráficos y patrones de interfaz prevalidados— acelera el desarrollo de nuevas herramientas y reduce la necesidad de rehacer elementos comunes. En lugar de que cada equipo de desarrollo rediseñe desde cero iconos o alertas, pueden concentrarse en resolver lo específico de cada misión.
Un ejemplo práctico: visualizar amenazas de forma clara y unificada. Si un radar de la USSP o un destructor de la Armada muestran los mismos íconos, colores y trayectorias, se minimiza el riesgo de malinterpretaciones.
El objetivo de una buena interfaz no es destacarse, sino desaparecer. Un sistema bien diseñado permite que el operador se concentre en la amenaza, no en la herramienta. Como el pedal del freno en un auto: funciona cuando no se piensa en él.
Lo que debe hacer el Pentágono: un Golden Dome usable
Para que Golden Dome cumpla sus metas, este es el momento de que el Departamento de Defensa tome decisiones clave.
El Pentágono tiene dos caminos. Puede seguir construyendo sistemas fragmentados que exigen a los operadores adaptarse a cada nueva herramienta, o puede crear un ecosistema cohesivo, donde la tecnología potencie sus capacidades.
Incorporar el diseño centrado en el usuario desde ahora no solo acelera el desarrollo, sino que garantiza que el escudo que se construya pueda realmente usarse en el momento en que más se lo necesite. El Golden Dome puede ser una muestra de innovación norteamericana, pero su éxito dependerá de entender cómo piensan y actúan quienes están en la línea de fuego.
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