A 2.600 metros de altitud sobre el cerro Pachón, en Chile, el Observatorio Vera C. Rubin dio a conocer sus primeras imágenes del universo y puso en marcha oficialmente el Legacy Survey of Space and Time (LSST), un relevamiento astronómico sin precedentes que se desarrollará a lo largo de una década.

El proyecto apunta a mapear sistemáticamente el cielo austral con una frecuencia inédita: cada tres noches, Rubin captará todo el firmamento visible desde el hemisferio sur. Para lograrlo, emplea el telescopio Simonyi, de 8,4 metros de apertura, y la LSSTCam, la cámara digital más grande jamás construida. Cada toma cubre un área del cielo equivalente a 45 lunas llenas.

Algunas de las 10 milliones de galaxias capturadas en la primer imagen del observatorio Vera C. Rubin. 

Vera C. Rubin: una nueva mirada al universo oscuro

El Observatorio Rubin marca un antes y un después en la exploración del cosmos. Permitirá estudiar con mayor detalle dos fenómenos aún poco comprendidos: la materia oscura, una sustancia invisible cuya gravedad mantiene cohesionadas a las galaxias, y la energía oscura, una fuerza que impulsa la expansión acelerada del universo.

Pero su aporte va más allá. Rubin no solo tomará imágenes estáticas del cielo, sino que realizará un seguimiento continuo y sistemático de su evolución a lo largo del tiempo.

“Entramos en la era de la astrocinematografía”, destacó Roberto Ragazzoni, presidente del Instituto Nacional de Astrofísica de Italia (INAF). “Por primera vez, podremos observar cómo cambia el universo en escalas temporales humanas”.

El universo en movimiento

La clave está en su capacidad para detectar objetos que cambian con el tiempo: estrellas variables, supernovas, asteroides, tránsitos planetarios y fenómenos aún desconocidos. Rubin podrá registrar más de 100 millones de estrellas variables y cientos de explosiones estelares tipo Ia, usadas como “candelas estándar” para medir distancias cósmicas con precisión. Esto permitirá una mejora radical en la comprensión del tamaño y la estructura del universo.

Además, el observatorio contribuirá al monitoreo de cuerpos cercanos a la Tierra. Gracias a su sensibilidad y frecuencia de escaneo, Rubin podrá identificar variaciones de brillo en objetos pequeños, como asteroides. Así, podrá colaborar en la detección temprana de potenciales amenazas para el planeta.

“Si algo se mueve o cambia en el cielo, Rubin lo detectará y lo informará en tiempo real”, explicó Sara Bonito, miembro del directorio del LSST Discovery Alliance. Esta capacidad es posible gracias al procesamiento automatizado de imágenes mediante los LSST Science Pipelines, un conjunto de algoritmos diseñados para limpiar, analizar y clasificar los datos masivos que el observatorio generará.

El legado Rubin: ciencia para una nueva generación

En los próximos meses comenzará formalmente la operación científica del LSST. Para la comunidad astronómica, este proyecto no solo es una oportunidad histórica para avanzar en temas como la estructura del universo, la materia oscura y la evolución estelar, sino también un legado para las futuras generaciones de científicos y desarrolladores de tecnologías asociadas al manejo de grandes volúmenes de datos.

“El Observatorio Rubin nos permitirá ver el universo como nunca antes. No solo con imágenes espectaculares, sino como un sistema dinámico en plena evolución”, concluyó Andrés Alejandro Plazas Malagón, investigador de la Universidad de Stanford y parte del equipo científico del observatorio.

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