Durante décadas, imágenes orbitales mostraron vetas oscuras descendiendo por las laderas de Marte, que muchos científicos asociaron a huellas de agua líquida. Ahora, un nuevo estudio pone en duda esa hipótesis.
Investigadores analizaron unas 500.000 de estas formaciones, conocidas como slope streaks o “rayas de ladera”, y concluyeron que probablemente se originan por procesos secos. A través de un exhaustivo análisis estadístico y herramientas de aprendizaje automático, el estudio sugiere que se trata de acumulaciones de polvo fino que se desprenden por acción del viento, impactos de meteoritos o incluso temblores marcianos.
“Las partículas extremadamente finas pueden comportarse como un líquido al ser perturbadas. Fluyen, se ramifican y generan patrones similares a dedos al desplazarse por pendientes”, explicó Adomas Valantinas, investigador postdoctoral en ciencias planetarias de la Universidad de Brown y coautor del trabajo, publicado en la revista Nature.

Polvo que fluye como agua
El comportamiento observado es análogo al de la arena seca al verterse: no contiene agua, pero puede simular un flujo líquido. En Marte, las condiciones de baja gravedad y la textura ultrafina del polvo intensifican esta apariencia.
Las imágenes utilizadas provienen en gran parte de la cámara HiRISE a bordo del orbitador Mars Reconnaissance Orbiter de la NASA, con registros entre 2006 y 2020. Las vetas suelen aparecer repentinamente, extenderse entre 600 y 775 metros, y desvanecerse con el paso de los años. Algunas incluso esquivan obstáculos y se bifurcan, reforzando la ilusión visual de un líquido que fluye.
Los patrones aparecen con mayor frecuencia en el hemisferio norte del planeta, particularmente en tres regiones: las planicies de Elysium Planitia, las tierras altas de Arabia Terra y la meseta volcánica de Tharsis, donde se encuentra el imponente volcán Olympus Mons, tres veces más alto que el Everest.
Aunque se identificaron medio millón de estas marcas, los autores estiman que podrían existir hasta dos millones, ya que muchas son demasiado pequeñas para ser detectadas con la resolución actual de los satélites.
¿Y el agua de Marte?
La presencia de agua líquida en Marte sigue siendo un interrogante central en la exploración planetaria. Sabemos que hace miles de millones de años fue un mundo más cálido y húmedo. Pero hoy, con una atmósfera tenue y temperaturas extremadamente bajas, es difícil que el agua en estado líquido persista en la superficie.
Aun así, algunos científicos no descartan que pequeñas cantidades de agua muy salada —o salmuera— puedan formarse al mezclarse con hielo subterráneo o vapor atmosférico, resistiendo brevemente las condiciones marcianas. Si las vetas se originaran en estos líquidos, podrían representar microambientes habitables.
“En general, el agua líquida no puede sobrevivir mucho en la superficie marciana, por la baja presión y temperatura. Pero las salmueras podrían subsistir por cortos períodos”, afirmó Valentin Bickel, geomorfólogo planetario de la Universidad de Berna y también coautor del estudio.
¿Qué dicen los datos?
Para abordar la magnitud del fenómeno, los investigadores procesaron unas 87.000 imágenes y aplicaron inteligencia artificial para cruzar variables como temperatura, acumulación de polvo, impactos recientes, orientación de las laderas y actividad sísmica.
El análisis reveló que las vetas suelen concentrarse en zonas muy polvorientas, alineadas con patrones de viento y, en algunos casos, cercanas a sitios de impacto o actividad geológica reciente.
El estudio también abordó un fenómeno llamado las Recurring Slope Lineae (RSL), unas marcas estacionales que aparecen en verano y desaparecen en invierno, mayormente en las tierras altas del sur. Aunque históricamente se vincularon al agua, los datos actuales apuntan a causas similares: remolinos de polvo, derrumbes de rocas o procesos completamente secos.
Ambos tipos de marcas —las vetas y las RSL— no mostraron correlación significativa con condiciones que indicarían humedad o hielo, como altas temperaturas superficiales, niveles elevados de humedad o pendientes orientadas al sol.
Redefinir la búsqueda
Aunque estas conclusiones no descartan completamente la presencia de agua, sí restan fuerza a la idea de que estas marcas sean señales de hábitats marcianos. Para los autores, esto permite refinar la estrategia de búsqueda.
“Todo se reduce a la habitabilidad y la búsqueda de vida. Si estas formaciones fueran producto de agua, podrían ser nichos para la vida. Pero si no lo son, debemos enfocarnos en otros lugares con mayor potencial”, concluyó Bickel.
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