En los últimos días, el Aventura I ha estado en boca de muchos argentinos. Este micro-lanzador desarrollado por la empresa nacional TLON Space generó expectativas y especulaciones, especialmente tras los rumores de un posible lanzamiento. Sin embargo, la realidad es que no se sabe con certeza si el Aventura I será lanzado próximamente ni en qué fase exacta se encuentra su desarrollo. Lo que sí es seguro es que este cohete capturó la atención de quienes siguen de cerca la industria espacial del país.
En esta nota, te contamos qué es el Aventura I, su historia, su tecnología y su posible impacto para la industria espacial argentina.
Orígenes del Aventura I
El Aventura I nació como una iniciativa de TLON Space, una startup argentina fundada en 2005 por Pablo Vic y Gerardo Natale.
La empresa, que comenzó como un pequeño emprendimiento tecnológico, rápidamente se orientó hacia el desarrollo de tecnología espacial, encontrando apoyo en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y colaborando con otras empresas como Innova Space.
Inicialmente, TLON Space se dedicó al desarrollo de sistemas de propulsión y pruebas experimentales. Sin embargo, su ambición creció, y en 2023 presentaron el Aventura I, su primer micro-lanzador, como una plataforma para lanzar pequeñas cargas útiles a órbitas bajas, entre 500 y 800 kilómetros de altitud.

Tecnología de punta en el Aventura I
El Aventura I es un cohete de dos etapas, diseñado para ser liviano y eficiente. Con una altura de 10 metros y un diámetro de 0,352 metros, su peso total es inferior a una tonelada.
Su diseño incorpora un motor ECOSTAR™ ATM, un sistema de propulsión avanzado que utiliza una electrobomba para inyectar combustible en la cámara de combustión, permitiendo un control preciso del empuje. Este motor se alimenta con combustibles ecológicos, lo que reduce significativamente el impacto ambiental del lanzamiento.
La primera etapa del cohete está equipada con un motor atmosférico capaz de generar un empuje de 14 kN, diseñado para operar de manera eficiente en las densas capas bajas de la atmósfera. En cambio, la segunda etapa, optimizada para el vacío del espacio, cuenta con un motor de 1,0 kN de empuje y un impulso específico (ISP) de 290 segundos, una cifra competitiva para su clase.
Esta configuración de dos etapas permite al Aventura I adaptarse a diferentes perfiles de misión, desde lanzamientos suborbitales hasta intentos de alcanzar órbitas bajas.
El fuselaje del Aventura I está construido con materiales compuestos ultralivianos, que combinan alta resistencia estructural con un peso reducido. Esta elección mejora la eficiencia del cohete mientras refleja el dominio de TLON Space en el uso de tecnologías avanzadas de materiales.
Además, el cohete está equipado con sistemas avanzados de navegación y control. Entre ellos, guiado autónomo y comunicaciones DLink, que permiten un control preciso durante todas las fases del vuelo.
Para garantizar la seguridad, incorpora un sistema de terminación de vuelo (FTS), que permite neutralizar el cohete de manera segura en caso de cualquier anomalía.

Un hito para la industria espacial argentina
Aventura I representa más que un simple cohete. Es una demostración del potencial tecnológico argentino y una puerta abierta para el desarrollo de capacidades espaciales nacionales.
Si bien Argentina ya cuenta con experiencia en el desarrollo de cohetes, como el programa Tronador de la CONAE, el Aventura I es el primer intento serio de alcanzar la órbita desde suelo argentino.
¿Por qué es importante?
El Aventura I tiene el potencial de transformar a Argentina en un proveedor de servicios de lanzamiento para la industria de satélites pequeños, un sector en pleno crecimiento.
A nivel global, empresas como Rocket Lab, Firefly Aerospace y Virgin Orbit compiten en el mercado de micro-lanzadores, ofreciendo acceso al espacio para pequeñas cargas útiles de manera rápida y económica. Con el Aventura I, Argentina no solo ingresa a esta competencia, sino que lo hace con una tecnología propia y adaptada a las necesidades regionales.
El desarrollo de un cohete propio permite a Argentina evitar depender de servicios extranjeros para el lanzamiento de satélites pequeños, fortaleciendo su soberanía tecnológica. Además, abre la puerta a colaborar con otros países latinoamericanos que buscan acceder al espacio sin los altos costos de los proveedores tradicionales.
Desde una perspectiva técnica, el Aventura I es un ejemplo del avance argentino en materiales compuestos, sistemas de propulsión eficientes y tecnologías de navegación autónoma.
Al combinar un diseño ligero con motores ecológicos, ofrece una solución competitiva frente a otros micro-lanzadores globales, como el Electron de Rocket Lab, que utiliza motores de propulsión eléctrica para sus turbobombas.
Futuro del proyecto
Hasta ahora, TLON Space ha realizado múltiples pruebas del Aventura I, pero su misión de alcanzar la órbita sigue siendo una incógnita. Hasta el momento, la empresa no volvió a establecer fechas para nuevos lanzamientos, ni confirmó si el desarrollo del cohete continuará.
A pesar de esta incertidumbre, proyectos como el Aventura I son un testimonio del potencial tecnológico de Argentina y una señal del interés del país por posicionarse en la industria espacial. La capacidad de desarrollar y operar vehículos espaciales propios es un paso fundamental hacia la soberanía tecnológica y la participación en el mercado global de lanzamientos.
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