En un contexto donde los drones están redefiniendo el campo de batalla, China está acelerando su ofensiva tecnológica para enfrentar esta amenaza emergente. Lejos de limitarse a innovaciones aisladas, el Ejército Popular de Liberación (EPL) adopta una estrategia integral que combina guerra electrónica, inteligencia artificial, armas de energía dirigida y control autónomo, con el objetivo de neutralizar enjambres masivos de drones y vehículos aéreos de ataque tipo first-person view (FPV).

El mensaje es claro: Beijing no sólo quiere proteger su espacio aéreo, sino también liderar la batalla por el dominio del espectro electromagnético.

Una lección aprendida de la guerra moderna

Los recientes conflictos en Ucrania, Azerbaiyán, Israel y Sudán dejaron en evidencia una debilidad crítica. Los sistemas antiaéreos convencionales no están preparados para enfrentar drones pequeños, ágiles y extremadamente económicos.

La disparidad de costos es alarmante. Se han llegado a emplear misiles Patriot —con un valor superior a los US$ 3 millones— para derribar drones cuyo precio ronda los US$ 200. Esta desproporción forzó a muchas potencias, especialmente a China, a replantear por completo sus estrategias defensivas.

Durante ejercicios militares del verano pasado, las contramedidas del EPL lograron interceptar solo el 40% de los drones enemigos. Ese resultado encendió las alarmas en los altos mandos y disparó una renovación profunda en sus doctrinas y tecnologías.

Radar, inteligencia artificial y armas no cinéticas: un escudo anti drones en capas

Hoy, la estrategia china se basa en una defensa multicapa que mezcla sensores, inteligencia artificial y respuestas cinéticas y no cinéticas.

Un actor central es el YLC-48 “Terminator de UAVs”, que ofrece cobertura de 360 grados. Este radar activo está complementado por otros pasivos como el DWL002, capaces de detectar drones sin emitir señales, lo que los hace más difíciles de detectar y menos vulnerables a ataques electrónicos. Ambos radares se integran con redes de sensores fusionados por IA, que mejoran la precisión en el seguimiento y aceleran los tiempos de reacción.

Para coordinar estos sistemas, China impulsa redes de comando y control (C2) alimentadas por IA. El sistema Yuanmo unifica radares, sensores ópticos y capacidades de guerra electrónica para permitir decisiones en tiempo real frente a ataques coordinados de drones.

Empresas como Quansheng Technology y Chengdu Kongyu trabajan en soluciones autónomas basadas en aprendizaje automático y detección por radiofrecuencia para neutralizar drones sin intervención humana.

Microondas y láseres: armas del futuro, hoy

Uno de los desarrollos más llamativos es el Hurricane-3000 de NORINCO, presentado en el último Salón Aeronáutico de Zhuhai. Esta arma de microondas puede eliminar múltiples drones en un radio de 3 km al emitir pulsos electromagnéticos similares a “miles de microondas en el aire”.

La versión móvil, el Hurricane-2000, se monta en vehículos blindados. Ambos sistemas emplean amplificadores de nitruro de galio (GaN) para aumentar eficiencia y alcance.

NORINCO China
Hurricane-3000 de NORINCO, un sistema de microondas de alta potencia para defensa contra drones (UAS), exhibido en el Salón Aeronáutico de Zhuhai del año pasado.

En paralelo, China también invierte en sistemas láser. El Silent Hunter, un láser de 30 kW desarrollado por Poly Technologies, puede destruir drones a 4 km de distancia. Ya fue probado en operaciones internas y adoptado por Arabia Saudita tras derribar un drone Houthi.

Otras empresas como AVIC y CASIC avanzan en plataformas propias, como los sistemas Light Arrow, Sky Shield, LW-30 y LW-60, que integran inteligencia artificial, automatización y capacidades multibanda para interceptar vehículos aéreos no tripulados con precisión quirúrgica y bajo costo operativo.

Incluso firmas más pequeñas como Raycus Laser se suman al esfuerzo, desarrollando láseres de fibra capaces de perforar componentes de drones a larga distancia, gracias a avances en enfoque de haz y disipación térmica.

Evidentemente, la carrera por controlar el cielo ya no se libra solo con aviones. Se pelea, cada vez más, en silencio, con algoritmos, radares invisibles y rayos de luz invisible.

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