El máximo responsable del programa lunar chino, Wu Weiren, lanzó duras críticas a Estados Unidos por presuntamente sabotear las alianzas internacionales de China en materia espacial. En una entrevista poco habitual con medios extranjeros, el ingeniero denunció que Washington interfiere activamente en los intentos de Pekín por sumar socios, especialmente europeos, a sus misiones lunares.

Según Wu, mientras China impulsa una política de “diplomacia espacial abierta”, norteamérica aplica restricciones que limitan las alianzas de otros países con el gigante asiático. Como ejemplo, mencionó la limitada participación internacional en el proyecto chino-ruso Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS), comparado con el amplio alcance de los Acuerdos Artemisa, una iniciativa liderada por la NASA que ya cuenta con más de 50 países firmantes.

“La ILRS avanza bien, ya tenemos 17 países y organizaciones internacionales a bordo”, aseguró Wu. “Pero, a diferencia de Artemisa, no logramos sumar tantos socios debido a la constante interferencia de Estados Unidos, incluso en nuestras conversaciones con Europa”.

Rivalidad lunar: Artemisa vs. ILRS

El proyecto ILRS, liderado por la Administración Espacial Nacional China (CNSA) y Roscosmos, prevé establecer una base permanente en la superficie lunar hacia 2035. China defiende que este proyecto es único en su tipo por ofrecer igualdad de condiciones para todos los países. Esto incluye tanto a los desarrollados como en vías de desarrollo.

Hernán Merino Choque, alto funcionario de la Organización de Cooperación Espacial Asia-Pacífico (APSCO), destacó este enfoque. “La ILRS es la única misión en el mundo que acepta propuestas de cargas útiles y satélites en pie de igualdad”, afirmó.

En contraste, los Acuerdos Artemisa promueven principios de cooperación pacífica y sostenibilidad en la Luna y Marte, pero bajo reglas diseñadas por Washington.

Alianzas estratégicas y obstáculos políticos

Pese a las dificultades diplomáticas, China conseguió incorporar cargas útiles extranjeras en sus recientes misiones lunares no tripuladas. Entre ellas, equipos de Pakistán, Tailandia, Italia y Francia.

Además, en febrero anunció que entrenará a un astronauta paquistaní para integrarlo en una futura misión hacia la estación espacial Tiangong, lo que marcará la primera visita extranjera a la estación china.

La cooperación con Rusia también se profundiza. Wu adelantó que ambos países planean desarrollar tecnología nuclear para uso en la superficie lunar, lo que reforzaría la autonomía energética de futuras bases.

Sin embargo, no todos los socios potenciales siguen a bordo. Tras la invasión rusa a Ucrania, la Agencia Espacial Europea (ESA) se retiró del proyecto ILRS. Si bien la ESA colaboró recientemente con una carga útil en la sonda Chang’e-6, ya confirmó que no participará de las próximas misiones Chang’e-7 (2026) ni Chang’e-8 (2028). Tampoco enviará astronautas a la estación Tiangong, decisión que fue oficializada en 2023.

Uno de los mayores obstáculos para una cooperación directa entre China y Estados Unidos es la Enmienda Wolf, una ley estadounidense aprobada en 2011 que prohíbe a la NASA trabajar con agencias o empresas chinas, salvo autorización expresa del Congreso.

Este marco legal limita severamente el margen de maniobra diplomático en el ámbito espacial, justo cuando la competencia por establecer una presencia permanente en la Luna y acceder a sus recursos se vuelve cada vez más estratégica.

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