La joven empresa alemana Atmos Space Cargo logró un hito importante con el lanzamiento de Phoenix, su primer vehículo de reentrada. Aunque el amerizaje impidió recuperar el vehículo, se logró validar sistemas clave y recopilar datos críticos para su próxima misión.

La nave formó parte de la misión compartida Bandwagon-3 de SpaceX, despegando como una de las múltiples cargas útiles. Noventa minutos después del despegue, Phoenix se separó de la segunda etapa del cohete Falcon 9 y, unos treinta minutos más tarde, comenzó su descenso controlado hacia el Atlántico Sur, a unos 2.000 km de la costa brasileña.

Aunque la reentrada no se desarrolló del todo como estaba prevista, desde la empresa consideran la misión como un “éxito muy significativo”.

Según el CEO de la compañía, Sebastian Klaus, los tres objetivos principales del vuelo eran obtener datos del propio vehículo en vuelo, operar cargas útiles internas y recolectar información sobre el rendimiento del escudo térmico inflable durante la reentrada.

“Lo que sí podemos confirmar es que obtuvimos una gran cantidad de datos de vuelo. Las cuatro cargas útiles —proporcionadas por clientes comerciales y por la agencia espacial alemana DLR— se activaron correctamente y transmitieron datos. Eso ya es un éxito total”, afirmó Klaus.

Características de Phoenix

La cápsula Phoenix representa una innovación destacada en la tecnología de retorno de carga espacial. Diseñada para transportar hasta 100 kg de carga útil, está equipada con un escudo térmico inflable que se despliega en órbita para desacelerar la nave desde velocidades orbitales —unos 28.000 km/h— hasta velocidades seguras para un amerizaje controlado, sin necesidad de paracaídas.

Este escudo combina aerodinámica avanzada con materiales térmicos de última generación, protegiendo las cargas sensibles del calor extremo y manteniendo la estabilidad del vuelo con bajas aceleraciones.

Atmos Space Cargo está desarrollando Phoenix, una nave espacial de reingreso que utiliza un escudo térmico inflable. Fuente: Atmos Space Cargo.

Además, Phoenix ofrece una eficiencia de carga útil líder en la industria, con una relación de 1:2 (por cada kg de carga útil que la cápsula puede transportar, hay 2 kg de masa total del vehículo). Esta capacidad única reduce los costos actuales de retorno de carga, abriendo el acceso a la microgravedad y la fabricación en el espacio para una amplia gama de industrias y aplicaciones.

Cambio de planes: reentrada más dura y sin recuperación

Originalmente, el plan era que Phoenix amerizara en el Océano Índico, cerca de la isla Reunión. Atmos pasó seis meses organizando la logística para esa recuperación, con barcos y aviones desplegados para captar información durante la fase crítica de reentrada.

Sin embargo, todo cambió cinco semanas antes del lanzamiento. SpaceX informó a la startup de un ajuste en la trayectoria debido a “restricciones operativas” vinculadas al satélite de reconocimiento surcoreano que lideraba la misión. Como resultado, el amerizaje se trasladó al Atlántico, imposibilitando toda operación de recuperación.

Este desvío obligó también a realizar una reentrada más pronunciada, lo que incrementó las cargas térmicas y mecánicas sobre el vehículo.

Atmos debió activar nuevas estaciones de seguimiento en Sudamérica para mantener contacto en las fases clave del descenso. También contrató un avión para captar datos desde el aire, pero el punto de reentrada quedó fuera de su alcance, y las condiciones meteorológicas impidieron obtener imágenes del descenso.

Evaluación técnica: escudo térmico en análisis

El escudo térmico inflable era una de las tecnologías centrales que Atmos buscaba validar. Si bien los datos preliminares sugieren que el escudo se desplegó como estaba previsto, Klaus aclaró que aún están analizando la telemetría, ya que las comunicaciones en los momentos finales fueron limitadas por la distancia con las estaciones terrestres.

“Esa tercera parte del objetivo la consideramos parcialmente cumplida. Nos hubiera encantado tener más información del tramo final, pero de todos modos aprendimos muchísimo sobre los sistemas y aspectos operativos”, reconoció Klaus.

Con los datos recopilados, la empresa ya está enfocada en mejorar su segundo vehículo de reentrada, Phoenix 2, cuyo lanzamiento está previsto para el año próximo.

La misión sirvió para poner a prueba los sistemas principales y afinar la operación general, algo crucial para una empresa que aspira a convertirse en actor clave en la logística orbital.

“En balance, fue una misión muy exitosa. El camino recién empieza, pero dimos un paso fundamental”, concluyó Klaus.

Tal vez te interese: Alemania prepara su propia constelación satelital militar

Deja un comentario