El año que viene, dos buques militares estadounidenses contarán con un prototipo del sistema de inteligencia artificial (IA) IRIS desarrollado por Rebellion Defense, diseñado para filtrar datos de sensores y detectar posibles blancos. Este avance promete optimizar la asignación de recursos y mejorar la precisión en ambientes de paz y de guerra.

Desarrollo e integración del sistema IRIS

Rebellion Defense está trabajando en su software IRIS, encargado de procesar información de los sensores de la Armada. Según Ben FitzGerald, director ejecutivo de la compañía, “los sensores operados por la Armada son extremadamente sofisticados y sensibles, capaces de captar hasta el más mínimo detalle. Sin embargo, el verdadero desafío radica en distinguir entre aquello que realmente importa y lo que resulta irrelevante”.

Este sistema se añade sobre la infraestructura existente, facilitando a los marinos la tarea de identificar, rastrear, prever movimientos y asignar armamento a los blancos detectados.

El año pasado, la Oficina Ejecutiva del Programa de Sistemas de Combate Integrado de la Armada adjudicó un contrato a Rebellion Defense para perfeccionar IRIS. La iniciativa abarcó dos fases de prototipos y una etapa de producción.

Ahora, se extendió dicho contrato por otros 14 meses y por un monto no revelado, para adaptar y validar la herramienta en dos plataformas navales. “Trabajaremos en la integración a través de la cadena de software de IWS. Esto permitirá iniciar los ensayos en los buques para 2026”, destacó FitzGerald.

Adaptación a sistemas críticos y colaboración con la tripulación

La adaptación de IRIS implica colaborar con los usuarios, ya que se están recopilando sugerencias de los marinos para ajustar el funcionamiento del sistema a los requerimientos específicos del Aegis Combat System y del Ship Self-Defense System.

El objetivo es que la tecnología pueda diferenciar, por ejemplo, si un objeto volador se comporta como un avión comercial o se trata de un dron hostil. “Si aparece algo más pequeño que un avión de pasajeros y se desplaza a muy baja velocidad, pero se identifica erróneamente como un comercial, es imperativo estar alerta”, puntualizó FitzGerald.

Esta es la misma lógica se aplica en el ámbito naval. El sistema tiene la capacidad de alertar sobre embarcaciones que viajan a velocidades inusuales. “Queremos que los operadores identifiquen, entre todos los buques, aquellos que circulan al 95% o más de su velocidad máxima. Por ejemplo, si un buque, clasificado como petrolero, se desplaza a una velocidad jamás registrada para ese tipo, es una señal de alerta”, agregó.

Un salto hacia la modernización y la eficacia operativa

Esta iniciativa es parte de un esfuerzo mayor de la Armada por incorporar tecnologías emergentes y técnicas de big data en su operativa diaria.

Brent Sadler, investigador en la Heritage Foundation, destaca que la aplicación de IA y el análisis de datos permiten focalizar la atención en objetivos críticos. “En tiempos de paz, estas tecnologías facilitan identificar y priorizar posibles amenazas entre un grupo numeroso de embarcaciones, como podría ser un conjunto de buques pesqueros, al aislar aquellos que podrían representar un riesgo”, señaló.

En situaciones de conflicto, la importancia de estos sistemas se intensifica. La capacidad para anticipar la trayectoria de un objetivo y determinar el momento exacto para intervenir resulta vital, sobre todo cuando el margen de error es mínimo.

“En tiempos de guerra, se trata de encadenar la identificación, seguimiento y ataque. Así, es posible asegurar que la intervención se realice en el instante preciso antes de que el adversario tenga oportunidad de reaccionar”, concluyó Sadler.

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