En pleno siglo XXI, el desarrollo de la Inteligencia Artificial parece ser la principal preocupación de los países y empresas. Sin embargo, en paralelo, todos le prestan igual o más atención a la computación cuántica.
Por ejemplo, la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa de EE.UU. (DARPA) les entregó contratos a 15 empresas que intentarán comparar su trabajo.
Actualmente, hay tan poca información en la materia que es casi imposible predecir cómo sería una computadora cuántica verdaderamente “útil”, cómo funcionaría, qué materiales o energía necesitaría, o cuánto costaría.
Joe Altepeter, gerente de programa de la Oficina de Tecnología de Microsistemas de DARPA, consideró que “todavía hay espacio para que ninguno de los diferentes enfoques funcione, o para que funcionen siete totalmente diferentes. Es como comparar tubos de vacío, transistores, ábacos. Hay modelos completamente diferentes para la computación. En uno o dos años vamos a saber mucho sobre cuáles pueden trabajar duro y cuáles no”.
Altepeter dijo que la mayoría de los clientes que están trabajando hoy en día en el desarrollo de las computadoras cuánticas simplemente están investigando.
Por ello, la agencia quiere una forma de medir el rendimiento de un enfoque sobre otro, especialmente cuando se aplica a un desafío del mundo real.
“No sabemos cuál es la métrica y, por lo que puedo decir, todas las computadoras cuánticas que existen hoy en día no hacen nada industrialmente útil. Muchos de ellos son investigaciones científicas”, remarcó.

¿Qué aportes podría realizar la computación cuántica?
Su aporte sería respecto a cualquier problema que requiera muchos más cálculos de los que pueden resolverse fácilmente con las computadoras binarias modernas, como las reacciones químicas altamente complejas, que podrían conducir a nuevos tipos de combustible para cohetes y recubrimientos para barcos para evitar la corrosión.
Las computadoras cuánticas también prometen romper algunos de los protocolos de cifrado clave que respaldan las comunicaciones seguras, ya sea entre una unidad militar y el cuartel general o entre un cliente y su cuenta bancaria en un cajero automático.
Pero Altepeter enfatizó que los beneficiarios no compiten entre sí. Cada uno aporta un enfoque o capacidad única que arrojará luz sobre cómo será realmente la computación cuántica.
En este sentido, durante los primeros seis meses del programa cada compañía recibirá un millón de dólares para detallar su concepto y cómo podría conducir a una computadora que pueda hacer un trabajo sustancial.
Algunos beneficiarios recibirán 15 millones de dólares para probar sus ideas en laboratorios gubernamentales.
Unas 300 personas de 10 laboratorios participarán. “Tenemos los Laboratorios Nacionales de Oak Ridge, el Laboratorio Nacional Sandia, el Laboratorio Nacional de Los Álamos y muchos otros. Nunca antes se había construido algo así”, dijo el funcionario.
La tercera fase consistirá en diseñar el prototipo y validarlo, con posibles adjudicaciones de 300 millones de dólares.
Si tiene éxito, el programa responderá a cotizaciones sobre la forma futura de una industria de computación cuántica, dónde puede haber desafíos en la cadena de suministro, en qué podría consistir la fuerza laboral, cuál podría ser el costo de los sistemas, para qué podría ser útil a corto y largo plazo.
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